miércoles, 26 de noviembre de 2025

Colombia liquida su deuda con el Fondo Monetario Internacional como un pazo clave en las finanzas del país

En un movimiento que podría redefinir sus relaciones con las grandes instituciones financieras internacionales, el gobierno del presidente Gustavo Petro ha anunciado que Colombia saldará por completo su deuda con el FMI, fruto de los compromisos heredados de administraciones y de gobiernos anteriores.

El acuerdo original con el FMI consistía en una línea de crédito flexible (LCF), aprobada en abril de 2024 por un monto de 6.133,5 millones de Derechos Especiales de Giro — equivalente entonces a aproximadamente 8.100 millones de dólares.

Este mecanismo había sido contratado por el gobierno anterior, y su desembolso estaba previsto como un respaldo para las finanzas nacionales en medio de la crisis derivada de la pandemia.

Según lo comunicado por las autoridades del Ministerio de Hacienda y del banco central, Banco de la República, dicha línea ha sido cancelada: Colombia renuncia a continuar con ese instrumento y advierte que ya no lo considera necesario dadas las condiciones financieras actuales.

El presidente Petro, a través de su cuenta en X, señaló que “durante tres años pagamos cerca de 5 000 millones de dólares” y que “a partir del 1 de enero saldamos totalmente la deuda”, y bien vale la pena señalar que según algunos expertos los intereses por contar con la disponibilidad de estos recursos excesivamente elevados.

Además, el actual gobierno también advierte que ese endeudamiento promovido por Iván Duque Márquez fue irresponsable, en particular en lo que concierne también a medidas como el subsidio a la gasolina, y que su administración se encargó de corregirlo. Según lo previsto por las autoridades, la última cuota pendiente del crédito con el FMI se pagará en diciembre de 2025, sin que eso afecte la decisión de cancelar la LCF.

Este anuncio se da en un contexto en el que, según el más reciente informe técnico del Fondo bajo el marco de la consulta del “Artículo IV”, la liquidez externa de Colombia se mantiene en niveles adecuados.

Una decisión estratégica con múltiples aristas

Para el gobierno de Petro, saldar la deuda y cancelar la línea de crédito no solo representa un cumplimiento de obligaciones, sino un símbolo de autonomía financiera. Como lo expresara el propio mandatario, la LCF era un recurso tomado por una administración previa bajo una perspectiva que califica de “sobrendeudamiento irresponsable”.

Al mismo tiempo, el país mantiene niveles de reservas internacionales que actualmente rondan los 65 500 millones de dólares, según el banco central, lo que según sus autoridades le otorga un colchón suficiente frente a eventuales choques externos.

El fin de la LCF y el pago de la deuda también se interpretan como una apuesta del gobierno por redefinir la relación con organismos internacionales: en declaraciones recientes, Petro no dudó en criticar al FMI como institución, proponiendo cambios profundos en su estructura y cuestionando su rol frente a los países en desarrollo.

No obstante, y como advierte el propio informe del FMI, la economía colombiana atraviesa tensiones: el déficit fiscal y el aumento de los niveles de deuda han llevado a un alza de los diferenciales soberanos, lo que podría complicar la inversión privada si no se restablece la confianza.

Para muchos analistas, esta jugada del gobierno puede interpretarse como un acto de responsabilidad fiscal necesario, pero también como un mensaje político de independencia financiera y de giro en la orientación económica del país.